Desde la mirada monocultural y monolingüe que caracteriza a los estados nacionales de América Latina y el Caribe, se suele imaginar que en los territorios indígenas las personas realizan también estas prácticas monoculturales y de intercambio entre un solo grupo indígena y la sociedad mestiza castellanohablante. Por ello asumen que el bilingüismo indígena / castellano es la respuesta para las necesidades educativas y comunicativas en dichos territorios, sin tomar en cuenta las fluidas relaciones de intercambio que existen entre personas de pueblos y culturas diferentes en las que los habitantes no hablan una sola lengua indígena, sino dos o tres, además del castellano. Asimismo, si bien no todos los habitantes de estos territorios hablan más de una lengua indígena, es cierto que sí confluyen diversas lenguas en el aula, dado que en estos espacios conviven, desde tiempos ancestrales, diferentes lenguas indígenas, sean de una misma familia lingüística o no, debido a los flujos migratorios.
La EIB tiene aún una deuda pendiente con estas realidades multilingües, tanto en territorios indígenas, en los que se sigue trabajando con la “lengua materna” de los grupos mayoritarios y dejando de lado las otras lenguas maternas o patrimoniales de los estudiantes indígenas, como en los espacios urbanos, en los que se empieza a trabajar en una EIB urbana y se repiten las mismas debilidades encontradas en las zonas rurales: se trabaja solo la lengua del grupo mayoritario y se dejan de lado las demás, como si el acceso a un derecho lingüístico fuese una cuestión cuantitativa.
Esta realidad de multilingüismo en las aulas, en el mejor de los casos, es mencionada en los programas oficiales de EIB en los que se pide al maestro de aula que la tome en cuenta a la hora de planificar sus acciones en clase, pero ni el Estado ni la academia han sabido dar respuesta a esta necesidad palpable de los docentes de aula. Son los docentes de aula quienes buscan salidas.
En las últimas décadas se ha registrado una creciente producción en torno al conocimiento de las lenguas indígenas en América, desde distintas áreas disciplinarias. Una de ellas es la educación, desde la cual han surgido temas y enfoques novedosos para las diferentes y nuevas problemáticas. Por ejemplo, el lugar de la práctica escrita como condición de uso para lenguas minorizadas, y las consecuentes implicaciones y debates sobre la estandarización de escrituras y la variación lingüística; la necesaria generación de didácticas de las lenguas que respondan a los contextos educativos y sociolingüísticos de idiomas en procesos de desplazamiento, de migración y en condiciones de riesgo o amenazadas, así como la vinculación entre lengua, cultura y educación, las prácticas de adquisición, socialización y aprendizaje en culturas diversas, entre otros.
Es sobre estas realidades que esta mesa busca dialogar, desde las propuestas del Estado, de las organizaciones indígenas, la academia, las demandas y aspiraciones de padres y madres y las experiencias de docentes de aula, con el fin de revisar resultados, avances y propuestas de investigación acerca de estas nuevas problemáticas y enfoques en construcción presentes en América Latina. Se prevé un debate enriquecedor que permita generar referentes y asideros teórico-metodológicos y consolidar estrategias didácticas operativas que ayuden a promover el uso efectivo y equitativo de diversas lenguas que conforman las realidades multilingües del continente.
Coordinan: Soledad Pérez López, Gervasio Montero Gutenberg, Mario Alberto Castillo Hernández, Alejandra Arellano Martínez, Nila Vigil (Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú), Elin Emilsson (Universidad Pedagógica Nacional, México), Elisa Loncón (Universidad de Santiago de Chile, Chile), y María Claudia Villarreal, Mônica Veloso Borges (Universidade Federal de Goiás, Brasil)